Una verdadera adaptación
- Fernando Balcázar
- 6 mar 2022
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 10 mar 2022
La tragedia de Macbeth (The Tragedy of Macbeth, Estados Unidos, 2021)
Por Fernando Balcázar

Uno de mis mayores problemas con muchas adaptaciones fílmicas es que se sienten innecesarias. No las historias que cuentan, sino el hecho de adaptarlas. Tomar una historia y representarla en un medio que no es aquel en el que nació vale la pena, en mi muy idealista opinión, cuando se aprovecha su nuevo formato para enriquecer la historia.
Las obras de William Shakespeare han sido llevadas a la pantalla en múltiples ocasiones. Tan solo Macbeth ha sido adaptada por directores como Orson Welles, Akira Kurosawa y Roman Polanski. En 2021, Joel Coen se unió a la lista.
La tragedia de Macbeth (The Tragedy of Macbeth, Estados Unidos, 2021) no se aleja del texto original. No intenta modernizar los diálogos o ambientar la historia en otro contexto temporal. Y, sin embargo, logra ser accesible. Más importante todavía, logra ser fílmica sin olvidarse de su origen teatral; aprovecha su calidad de película para contar su versión de la historia.
Cuando Lady Macbeth (Frances McDormand) convence a Macbeth (Denzel Washington) de asesinar a Duncan (Brendan Gleeson), Coen encuadra a sus personajes en primer plano y en over the shoulder. La cámara permite al director acercarse a los rostros de sus actores, lo cual no solo nos da acceso a una intimidad inalcanzable en el teatro, sino que además nos muestra detalladamente las reacciones de Macbeth mientras procesa los argumentos de su esposa.

Pero la película no solo muestra el estado mental de sus personajes con este recurso. La niebla que aparece a lo largo de la cinta nos remonta, más que a la Escocia del Macbeth real, a la paranoia del personaje ficticio.
Esto se ve apoyado por la fotografía de Bruno Delbonnel, una de las fortalezas más grandes de la cinta. Sus contrastantes luces y sombras trabajan en conjunto con el diseño de producción geométrico e inorgánico de Stefan Dechant para crear encuadres que recuerdan a películas del expresionismo alemán como El gabinete del Dr. Caligari (Das Cabinet des Dr. Caligari, Alemania, 1920), Nosferatu (Nosferatu, eine Symphonie des Grauens, Alemania, 1922) y Metrópolis (Metropolis, Alemania, 1927).

La película, por lo tanto, no es solamente fílmica por explotar el lenguaje cinematográfico y las ventajas tecnológicas del medio, sino que además se basa en tradiciones del séptimo arte para transmitir sus ideas.
La tragedia de Macbeth logra una intersección entre el teatro y el cine.
Ideal si te gustan:
Hamlet (Reino Unido/Estados Unidos, 1996)
Henry V (Reino Unido, 1989)
Balada de un hombre común (Inside Llewyn Davis, Estados Unidos/Reino Unido/Francia, 2013)
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