Leda dividida
- Fernando Balcázar
- 13 mar 2022
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 15 mar 2022
La hija oscura (The Lost Daughter, Estados Unidos, 2021)
Por Fernando Balcázar

Los dramas familiares siempre son interesantes. Desde obras como El rey Lear hasta películas como Los Meyerowitz: La familia no se elige (The Meyerowitz Stories [New and Selected], Estados Unidos, 2017), este tipo de conflicto siempre ha sido parte importante del arte de contar historias.
La gran mayoría de estas historias, sin embargo, tratan conflictos con el padre. Esto ha cambiado recientemente, y cada vez se reconoce más a las historias sobre la madre –pensemos en Lady Bird (Estados Unidos, 2018)–. Y aun así, La hija oscura (The Lost Daughter, Estados Unidos/Reino Unido/Israel/Grecia, 2021) podría no caber ni siquiera en esta categoría.
El primer largometraje de Maggie Gyllenhaal cuenta la historia de Leda (Olivia Colman), una académica que se ve atormentada por su pasado mientras vacaciona en Grecia. Si bien se da a entender que los pesares de la protagonista tienen que ver con sus hijas, sus detalles no se conocen enteramente desde el inicio de la cinta.

Pero la película funciona más como un estudio de personaje que como una historia con trama clara y lineal. Durante toda la cinta estuve intrigado por saber quién era Leda y qué había hecho en el pasado; no me interesaban tanto, por otro lado, las metas y obstáculos de su estancia en Grecia. Olivia Colman y Jessie Buckley, quien interpreta a Leda joven, logran crear uno de los personajes más complejos e interesantes que he visto recientemente.
Aunque Colman y Buckley se llevan la película, la verdad es que no hay ninguna actuación débil. Si bien el resto de los personajes no están tratados de manera tan profunda, Gyllenhaal y les actores y actrices hacen que todos se sientan humanos. Gyllenhaal logra manejar buenas actuaciones incluso de Robyn Elwell y Ellie Mae Blake, actrices infantiles que interpretan a las hijas de Leda.

Las debilidades de la película las encuentro únicamente en el tercer acto, pero estas se deben más al guion que a la dirección. Y es que cuando se descubre el pasado de Leda, se pierde gran parte de la tensión de la historia; el último acto sirve principalmente para cerrar las subtramas que se abrieron en la playa griega, pero todo esto se hace de una manera poco catártica.
Este tercer acto, sin embargo, no resta ni perjudica todo lo que construye y transmite la cinta. Las preguntas que plantea sobre temas tan importantes como la maternidad, la familia, la culpa, el amor y el sacrificio hacen de esta película una experiencia muy enriquecedora. Nos hace cuestionarnos supuestos tanto individuales como socioculturales. Puede no ser cómodo para todes, pero vale la pena hacerlo.
Ideal si te gustan:
Lady Bird (Estados Unidos, 2018)
Los Meyerowitz: La familia no se elige (The Meyerowitz Stories [New and Selected], Estados Unidos, 2017)
La mujer que cantaba (Incendies, Canadá/Francia, 2010)
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