Cápsulas del tiempo y el espacio
- Fernando Balcázar
- 6 abr 2022
- 3 Min. de lectura
Apolo 10 1/2: Una infancia espacial (Apollo 10 1/2: A Space Age Adventure, Estados Unidos, 2022)
Por Fernando Balcázar

Richard Linklater es el más reciente director en regresar a su infancia para crear una película autobiográfica. Si en otras ocasiones el escenario era la colonia Roma o Belfast, esta vez es Houston en la década de los 60.
Como el párrafo anterior lo sugiere, es imposible conocer la premisa de esta cinta y no pensar en las obras recientes de Cuarón o Branagh. Pero si esa es una similitud de Apolo 10 1/2: Una infancia espacial (Apollo 10 1/2: A Space Age Adventure, Estados Unidos, 2022) con otras películas, ¿qué la hace distinta?
Stan (Milo Coy) es un estudiante de cuarto grado que es reclutado por la NASA para un viaje a la Luna previo a Apolo 11 porque los ingenieros de la agencia construyeron una nave demasiado pequeña para un adulto.
Aunque al inicio de la película se presenta dicha situación como el hilo conductor de la historia, esta es prácticamente abandonada para simplemente describir la vida de Stan en esa época. Dicha contextualización –asistida por la narración de un Stan adulto (Jack Black)– ocupa la mayoría del tiempo de la cinta y termina siendo lo más interesante de la misma.

La decisión de enfocarse en la vida diaria de Stan trae algunos problemas. Aunque a mí me resultó entretenido ver los juegos del vecindario, escuchar las teorías conspirativas de la abuela y conocer la música escuchada por las hermanas, la verdad es que no hay ningún conflicto. El guion no presenta a sus personajes ningún obstáculo a superar. Debido a la naturaleza de la cinta, que funciona como un recuerdo, no me parece un error en la realización del proyecto, sino una característica muy intencionada por parte de Linklater. Esto no garantiza, sin embargo, que vaya a funcionar con todes.
Contrario a lo que la ambientación sugiere, esta no es una pieza propagandística. Aunque los espacios y las personas que rodean a Stan giran alrededor del viaje a la Luna, la película muestra perspectivas en contra de este suceso. Si se habla tanto del alunizaje de 1969 no es para glorificarlo o recordar un evento histórico de un Estados Unidos que ya no es, sino porque le dio forma a la infancia del cineasta.
El aspecto es parecido al de las otras cintas animadas del director: se reconocen fácilmente las caras de les actores y actrices, pero no pretende ser hiperrealista. Es un estilo que, aunque es muy distinto al de las caricaturas de la década que retrata, ayuda a que la historia se sienta como un recuerdo en la memoria del narrador.

Vale la pena preguntarse, entonces, qué tan relevante es en 2022 un ejercicio fílmico que funciona como recuerdo de la década de los 60. Sería fácil acusar al autor de caprichoso y meramente nostálgico, pero esto me parece una lectura errónea. A pesar de los cambios en la música y los juegos infantiles, hay en esta cápsula del tiempo texana muchas similitudes con el mundo actual.
La politización de la juventud, las misiones espaciales y la glorificación de la tecnología son fenómenos tan sesenteros como actuales. Habrá que revisar si Bezos, Musk o Branson no mandaron niñes al espacio.
Ideal si te gustan:
Boyhood: momentos de una vida (Boyhood, Estados Unidos, 2014)
Roma (México/Estados Unidos, 2018)
La increíble vida de Walter Mitty (The Secret Life of Walter Mitty, Estados Unidos/Reino Unido, 2013)
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