Un viaje a través del duelo
- Dharma Delgado
- 27 mar 2022
- 2 Min. de lectura
Drive my car (ドライヴ·マイ·カー, Japón, 2021)
Por Dharma Delgado

En mi vaga experiencia con el cine asiático he notado que, culturalmente hablando, es difícil juzgarlo desde la perspectiva occidental. Aunque las películas coreanas estén estructuradas y dirigidas de forma parecida a lo que acostumbramos ver en Hollywood, el cine japonés, al contrario, se sale un poco de mi zona de confort. Es aquí donde la película del director Ryûsuke Hamaguchi, Drive My Car, llegó a retar mi opinión y forzarme a tratar de digerir 3 horas de diálogo que espero haya estado correctamente traducido.

Drive My Car es una cinta sutilmente dramática que sigue de cerca a su protagonista, Yûsuke Kafuku (Hidetoshi Nishijima), un actor y director de teatro. Dos años después de un terrible acontecimiento, mientras dirige su siguiente obra, este se ve obligado a enfrentar su mayor duelo de la mano de un actor (Masaki Okada) y su nueva chofer (Tôko Miura). A través de viajes largos y conversaciones profundas, la historia se desenvuelve lentamente en diálogos y escenas estructurados a la perfección.
Aunque en mi opinión es muy larga, uno de los logros más importantes de esta cinta es el guión. Cada escena y diálogo nutre la historia, tiene un propósito claro y nos abre el panorama de los personajes y su pasado. Ninguna escena sobra. Las conversaciones dejan más que lo que vemos en pantalla, un recurso que no vemos con tanta frecuencia en el cine occidental pero funciona y reta la experiencia del espectador. Abre posibilidad a la imaginación y, por ende, genera un sentimiento inmersivo y personal en la historia.
Aún sabiendo que la película dice y hace lo justo y necesario para transmitir su mensaje principal, lograr subirnos al viaje que es Drive My Car es lo más difícil que encontré al verla. El ritmo es lento, lleno de sustancia, pero pausado. Lograr dar una pausa para disfrutar y vivir esta experiencia toma esfuerzo, no te mantiene enganchado todo el tiempo ni trata de hacerlo. En ocasiones las escenas tratan de emular tiempo real, así que ya podrán imaginarse qué tipo de conversaciones muestran y de qué manera. Creo que no hay que olvidar que el cine también sirve como medio de entretenimiento, y por más diálogos increíblemente profundos y reales que tenga la cinta, formar parte de una conversación a través de una pantalla puede ser cansado y con una distracción puedes perder todo el hilo de la escena. Pero repito, no sé si es mi costumbre occidental hablar.

Independientemente de que se tome su tiempo, Drive my car, logra dar una experiencia conmovedora. Nos sumerge en el mundo de su protagonista y nos abre la puerta a vivir una historia universal y extremadamente natural. Si se dan la oportunidad de vivir la película, dejará huella en ustedes, pero me es difícil recomendarla por que se que su estilo y visión no encaja con lo que usualmente se espera del cine hoy en día.
Si te gustó, debes ver:
Burning (Buh-ning, Corea del Sur, 2018)
Green Book (Estados Unidos, 2018)
Happy Hour (ハッピーアワー, Japón, 2015)
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